El escritor es el creador de una realidad ficticia, habitada por seres imaginarios o fantásticos, que se nos presentan como apariciones y sombras que reflejan y revelan la esencia de las cosas y la vida hacia dentro y hacia fuera del hombre.
Las imágenes y metáforas que construimos mediante la palabra son las grandes tablas de salvación a las que nos aferramos cada día para preservar nuestra alma de la desolación de la muerte. Traen ese poco de felicidad que anhelamos, ese misterio de la paz en el alma que aquieta nuestra angustia.