lunes, 31 de octubre de 2016

La esperanza del futuro

Lo que nos sucederá en el futuro es impredecible. Poco importan nuestros deseos. Un día nos acoge como si nos hubiera amado siempre y otro no sólo nos desprecia sino que se vuelve contra nosotros para hundirnos en el dolor más acerbo o en la aciaga frustración de nuestras ambiciones más legítimas.

Así esperar el futuro se torna en una auto tortura tan diabólica que metamorfosea nuestros desencantos, empujándonos a querer abrazar a un fantasma. Y en este aterrador presente nosotros únicamente sabemos de él, o sea de ese futuro que nos aguarda, que éste encierra la incógnita de nuestra muerte.


miércoles, 19 de octubre de 2016

El ego del escritor

¿Y el ego del escritor se apiadará de sí mismo? Para contar su propia miseria, su impotencia por recrear al mundo que lo humilla, la pobreza de su ingenio incapaz de imitar el furor divino de un Dante o un Homero, de inventar con palabras de injuria el verdadero martirio de su vida nunca soberana, desgarrada al realizar la hazaña de dar vida a lo que es engaño, falsía, que colora con deseo y pasiones, que contempla al claro sol, con sigilo, antes que mueran.


miércoles, 12 de octubre de 2016

LA PERIPECIA HUMANA

La poesía es la fuente renovadora del lenguaje. Ella en sí misma es un absoluto que se adueña de las conciencias merced a la metáfora unida a la música que nos revela el misterioso e irresistible resplandor de todo lo que es, tal como lo hizo Hesíodo en los "Trabajos y los días", inspirado por Homero. Ella canta a los héroes en los más furiosos yámbicos, y el amor, en epitalamios e himeneos, en toda su maravillosa apoteosis, en su vacío y espanto, en la fiebre secreta que lo agota y no lo aniquila.


lunes, 3 de octubre de 2016

El sueño de la Epopeya

Quién de nosotros no se ha sentido alguna vez llamado a desentrañar la índole de nuestros sueños, la verdad que se esconde en el alma de cada individuo, la naturaleza de las pasiones y de los deseos, buscando dotar a su vida de ideales éticos o simplemente convertirla en epopeya, haciendo suya las grandes virtudes de los héroes de las antiguas edades que quisieron que el hombre se elevase a la altura de los dioses, para embellecer su existencia y hacer del mundo un fasto. Pero bien sabemos que ello es una quimera, que la realidad será siempre siniestra y que nuestro destino jamás podrás borrarla o soslayarla.