CONSEJOS

     ¡Tened cuidado! Quien simula amistad no engaña, traiciona fríamente y sin prisa. Y la envidia corroe el alma hasta privarla de la alegría de saberse viva. ¡Evítala!

       Quien recuerda los males que ha sufrido está preparado para emprender lo que más ambiciona, si no se lamenta de sus antiguos padecimientos.

        No olvidemos que los actos del hombre no están separados de nuestro yo sino unidos a él y que el obrar con justicia no debemos rechazarlo jamás, porque es el principio que funda la convivencia humana, la fuerza que nos lleva a librarnos de cometer el crimen, de someternos a nuestras bajezas.

LA OTRA CARA DE LA REALIDAD

    La realidad es el escenario donde el hombre vive entregado a sus pasiones y también a sus ideales y cree que en ella, se despliega su existencia más plena. Ignora que es en el mundo de la imaginación el verdadero reino donde se desarrolla su vida, pues toda realidad es imaginaria en la medida que es imaginada por el intelecto.

   Sin la imaginación no sería posible conocer la realidad, sus insondables misterios, sus leyes más secretas. Sin la imaginación, Isaac Newton no hubiera descubierto la ley de la gravedad, ni Kant el imperativo categórico.

IN MEMORIAM

Es la memoria la que resucita en nosotros los recuerdos, que al cobrar vida nos anuncian una nueva resurrección, la que alguien hará cuando nos evoque estando ya muertos, convertidos nuestros cuerpos en lúgubres cenizas. La memoria así nos causa una indecible nostalgia.

EL ODIO

El odio es ciego. Las pasiones que lo alimentan nos abandonan a la soledad más desesperada, a una esterilidad del corazón que es su trágica e impura desvergüenza. El odio es la apoteosis de la podredumbre en la que tercamente queremos encenagarnos. El mal mancha, pero el bien no lava la mancha del mal sino la agranda.

LOS INDOCTOS

"Los escépticos no reconocen el valor de la sabiduría. Se sienten más cerca del caos que del Absoluto. Su conciencia los aleja tanto del mundo que no pueden vislumbrarlo en toda su inmensidad."

EL AMOR A LAS LETRAS

¿Acaso la razón del hombre no ha penetrado en el firmamento? Cicerón se preguntaba y seguía preguntándose ¿Por qué los dioses pueden ser venerados y recibir culto si nosotros no hemos recibido ningún beneficio de ellos? Pues bien, él dijo: Nada hay tan dulce como la ocupación de las letras, merced a las cuales conocemos las cosas altas y bajas en su orden y simetría arrancando a nuestro espíritu de las tinieblas, guiándolo en medio de los azares de la vida. Y tenía razón, cultivándolas somos dueños absolutos de la perfección sensible, que esconde nuestro propio ser y que sacamos a la luz.

EL ANIMO

"Cada mañana trae su peculiar encanto y también su eterna dosis de desaliento envuelto en el nauseabundo efluvio de la miseria humana, contra la que tímidamente nos rebelamos en el ansia de beber un aire puro. Es, entonces, cuando recordamos a Heráclito de Efeso, él sentado a la puerta de la Olimpia, posando sus ojos en el monte de Crotón, diciendo que las cosas frías se calientan, que el calor se enfría, que la humedad se seca, que lo árido se humedece, por lo que deducimos que nuestro ánimo nunca permanecerá fiel a su primer estado, que es indeciso, precipitado, inconsistente, frágil, deleznable y atolondrado".

EL MEJOR REGALO DE LA ANCIANIDAD ES LA SABIDURIA

"La ancianidad es la mejor consejera del hombre, y el que alcanza esa edad, no tiene más ambición que transmitir su sabiduría satisfaciendo la inquietud del filósofo y desconcertando a los estúpidos".

SILENCIO, PAZ Y FUERZA INTERIOR

"Toda alma grande ama el silencio. En él, en el silencio, encuentra la paz necesaria para alcanzar la perfección y desafiar a la desgracia y al sufrimiento remontándose a las alturas para medirse con ellas hasta alcanzar el éxito, despreciando la pompas y vanidades con que el mundo quiere atraparlo".

LA ENVIDIA

      La envidia corrompe el corazón del hombre, nos lleva al odio, pasión infame. No codicies sin freno el bienestar, la fama o riqueza del otro, ni sientas perniciosa animadversión contra quien los posee y goza de ellos. No mutiles tu alma con ese vicio del que Demócrito decía, que es avidez nunca satisfecha que se parece al cáncer, una espantosa úlcera que arde y humea devorando las entrañas más nobles de su propio ser.

EL PODER DE LA NATURALEZA

Las catástrofes llegan como agentes de una anarquía universal y lo transtornan todo. Es la amada naturaleza que se rebela contra el hombre inaugurando un reino de espanto que se creía olvidado. 

Los grandes cataclismos, los terremotos, los ciclones, la erupción de los volcanes, las terribles tempestades que nos asolan, de pronto son las fuerzas desatadas de la naturaleza que sigue siendo aún nuestro amo y que por un momento vuelve a tomarnos torvamente de la mano.

Gratitud o ingratitud?

La gratitud nos obliga a agradecer el favor recibido. Quienes sienten la nobleza de hacerlo saben que tienen el deber moral de corresponder a ese favor con otro, nacido de sus manos. Sin embargo, el hombre olvida fácilmente el socorro o merced recibida, el beneficio, atención o fineza con que ha sido favorecido. La ingratitud reina en su corazón, porque atosigado de egoísmo cree merecerlo todo, subordinando el interés ajeno al suyo propio, simulando ese agradecimiento que en su fuero más íntimo niega, creyendo que con ello se consuela de no sufrir por tener que pagar el favor recibido. Su falta la esconde con el más desvergonzado olvido, aunque no cejará en la avidez de implorar con sangre fría una nueva merced.

LOS NUEVOS ADANES

      "Engañados por la ambición cometemos la osadía de querer poseerlo todo, cualquiera sea el precio que paguemos para satisfacer nuestro egoísmo, que es el monstruo más abyecto que llevamos dentro, negándonos a reconocer que existe otra fuerza benéfica, que no sólo apacigua sino que destruye y aniquila nuestros instintos más villanos, que es la humildad."

La ilusión del amor

Quien haya recorrido todas las estaciones en las que se escondió el amor y olvidado los rostros de las mujeres que pasaron por sus vida, descubrirá al fin que siempre ha estado solo, metido en su propia cueva, ahogado por locas ilusiones, entregado a la paradoja de sobrevivirse.

La falta de justicia

La felicidad no depende de nosotros sino de nuestro destino, que no es ajeno a nuestro albedrío, suerte en la que se puede soportar el hambre, la necesidad, el ostracismo, el deshonor y la muerte, pero no la falta de justicia.

Ser fiel a si mismo

El que escribe llevado por la necesidad de ser fiel a su idea del hombre, idea que edifica día a día con su verbo cual nuevo demiurgo turbado por una gran pasión, incorporar su obra a la realidad en que vive, no duda que es responsable de todo lo que hace y que como hombre no puede ser ajeno a su propio mundo ni a su tiempo. Que escribir no es un pasatiempo sino la tarea que le impone su destino. No se resigna a callar, cuando ve que lo falso está tan próximo de lo verdadero, para denunciar el engaño, ese engaño que Cicerón designaba como un lugar lleno de principios.