miércoles, 11 de octubre de 2017

EL ODIO

El odio es ciego. Las pasiones que lo alimentan nos abandonan a la soledad más desesperada, a una esterilidad del corazón que es su trágica e impura desvergüenza. El odio es la apoteosis de la podredumbre en la que tercamente queremos encenagarnos. El mal mancha, pero el bien no lava la mancha del mal sino la agranda.

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