sábado, 9 de julio de 2016

La Concupiscencia

El Eros como pasión de amor consuma la búsqueda de la belleza a través de la dicha del orgasmo, que es el límite del deseo. Nos arroja a asir la esencia de nuestro ser en el orden de las pasiones humanas pues su objeto que entraña tanto el goce como el sufrimiento mismo, se confunde con el Infinito. El amor es la más poderosa fuerza que rige al mundo.

El erotismo trae consigo momentos de tan intensa emoción en los que la vida y la muerte se encadenan, al tiempo que se percibe la soledad más espantosa.

La concupiscencia en cambio nos hace imaginar que estamos rodeados de delicias, merced a que los bajos placeres que procuramos y a los que nos lleva la desmesura de nuestro instinto generatriz. Y no constituye una actividad que nos haga felices pues su desenfreno humilla y recordarla avergüenza.



No hay comentarios:

Publicar un comentario