Ante la obcecación de quienes no soportan otra verdad que no sea la codicia de la eternidad, el camino para desenmascararlos será recurrir a la inmensa sabiduría de Dios para que nos libre de las trampas de la fe.
¿Un solo dios bastará para conducirnos al paraíso?
¿La Fe en un Dios todopoderoso y eterno nos hará conocer nuestra propia miseria?
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